En un estilo de conversación basado en preguntas asertivas e incisivas, el psicólogo irá al meollo de la cuestión, sin anestesia. Con un estilo ameno y ciertas dosis de ironía, se irá desenmascarando la verdadera naturaleza del problema que trae la persona a consulta, ¿el método?, ponerla frente a un espejo y dejarla sin más opciones que mirarse. Un psicólogo que, de existir, sin duda perdería a muchos clientes tras la primera sesión, y, que por eso mismo, es tan necesario en la sociedad de ofendiditos con piel más fina que la placenta de un hámster. Si te has revuelto en la silla al leer lo último iba a decir que este no es tu libro, pero, ¡sí, sí que lo es! Si no te has revuelto entonces también debes leerlo, pero por diversión.